sábado, 17 de noviembre de 2012

Reiniciar.

Reiniciar. Qué envidia.

Estaba yo con mi portátil cuando empezó a responder con lentitud. Solo tuve que pulsar reiniciar y todo lo que había en pantalla desapareció para ser sustituido por un fondo negro. Después todo volvió a la normalidad, como si nunca hubiera habido un problema.

"Qué envidia", pensé. Mi pequeño portátil me lleva siglos de ventaja. Esa maldita manía mía de querer ser una máquina, fría y perfecta. 

2 comentarios:

  1. Pues no serán tan perfectas cuando hay que reiniciarlas... ;)
    ¡Un beso y ánimo! ^^

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